"Hemos decidido romper la rutina y realizar nuestras fantasías", así empieza el diario de nuestro verano más cómplice. En realidad, la idea del diario no fue consensuada y ni siquiera propuesta por ninguno de los dos; pensé que le resultaría todo un descubrimiento leer lo sucedido bajo la perspectiva de un hombre, porque por mucha complicidad existente entre ambos, un hombre no deja de ser un hombre. Y hoy, es nuestro 6º aniversario como pareja, no existe papel ni anillo que represente "legalmente nuestra unión.
Como hemos acordado, me espera vestida para la ocasión, al menos en cuanto a colores se refiere, porque me sorprende que lleve un traje chaqueta de rayas "diplomáticas" rosa fucsia intenso, zapatos y bolso haciendo juego. No conocía ese traje, debe ser nuevo y puede permitírselo, aunque contrasta enormemente con su estilo habitual incluso cuando se trata de actos oficiales en nombre de la "ley y el derecho"; por mi parte, visto unos clásicos Levi´s de corte ancho, una camisa coronada por una corbata -para darle un toque de seriedad al evento- y una cazadora de piel tipo aviador; por supuesto, mis botas, gafas estilo "Buddy Holly" y mi calva, también hacen juego, al menos con mi humor. Debe acabar de llegar, pues todavía está cerrando el bolso mientras se hace un repaso visual de arriba abajo, yo también hago lo mismo acercándome, es decir, la voy repasando de arriba abajo, pues sé que cuando mire su sonrisa en esa "carita" redonda que tanto me gusta,ya no veré nada más. Está entrando en la categoria que ahora dicen "madura" y desde luego para mi de momento es la de siempre, imagino que debido a que evolucionamos paralelamente. Por cierto, una de dos, o no lleva ropa interior o ha sabido elegir la talla "exacta, pues no se le adivina ninguna costura.
- "!Tienes una clase nena"- pienso, pues decirle "nena" equivale a un pequeño mohín de desaprobación, que de vez en cuando me agrada estimular, y es que su rostro refleja que la he pillado desprevenida, un instante después de haberlo puesto.
- !Hola tesoro¡ -digo buscando ese mohín- y estoy a punto de hacer un chiste malo sobre el color de pintalabios que ha usado y que escuché en una película, pero prefiero callar, ya se lo haré más adelante, cuando no haya lugar para la huída. La beso en la frente tras el saludo retador. Viendo que no aparece ningún mohín, antes de indicarle con la mano en la cintura hacia dónde debemos encaminarnos, le paso la mano por las nalgas,
“Te veo venir e intuyo cuáles son tus intenciones. Me dejo llevar, es un momento de debilidad. Me empiezas a besar cariñosamente en los labios, luego apasionadamente en el cuello hasta que las caricias se convierten en un intercambio de deseo mutuo.Te dejo que toques mis muslos por debajo del vestido; pero en medio del arrebato de pasión asoma la vergüenza, y es entonces, cuando asustada tomo tus manos y las apoyo sobre mi falda, donde puedo verlas. Tus labios tienen ese efecto poderoso que me hacer perder el pudor, me conoces tan bien; comienzas a acariciar mis senos con la misma técnica con la que me besas, queriendo “sentir” como me siento”.- piensa ella, mientras, a ojos extraños puede parecer una parejita que acaban de enamorarse, ellos se abrazan firmemente dejando que su deseo haga acto de presencia en el abrazo, la erección incipiente de él y el calor volcánico del sexo de ella.
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