En cada lágrima encapsulado un sentimiento,
amargo o dulce, pero siempre intenso,
me hace sentir más vivo y no existir por los recuerdos.
Acotados los sueños en la oscuridad de cálidas noches,
a veces de sudores fríos y otras de cantores sibileos,
melodiosas cadenas de frugales encuentros.
Deslumbrados los pensamientos por un futuro no encontrado,
olvidamos que se recoge la cosecha por haber plantado,
o bien futuros turbios por marchitos pretéritos.
Días de nublado entendimiento cuando no fluyen alegres mis ideas,
aunque siendo primavera,
cada latido con sangre alimenticia me renueva.
Lleno mis pulmones de deseos ajenos,
sabiendo que aún no siendo mios,
comparto con desconocidos errantes, mil y un anhelos.
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