Me abrazaste con fuerza,
dándole credibilidad a tus palabras,
sin saber que ya conocía,
las artimañas que te gastabas.
Y es que, las palabras solas no bastan,
por los hechos deben ir refrendadas,
que promesas y diretes,
sirven sólo para engañar a la gente.
No fueron treinta monedas de plata,
ni maravedí, ni euro ni moneda vil,
me vendiste por pura envidia,
a pesar de los consejos que te dí.
Venganza no tomará mi mano,
rencor no anidará en mi alma,
mas no olvidaré con facilidad, te lo aseguro,
tu traición, sin derecho ni razón.
Crúzate en mi camino contándome que te va "divino",
lloraré por aquellos a cuyas expensas lo has conseguido,
más me regocijaré cuando desde tu torre caigas,
porque lo mal conseguido te rasgarán como espadas.
Justo es el destino y ni una sola moneda llevarás en tu camino,
cuando viejo y desamparado te den cariño, por ti comprado,
soledad más absoluta no limpiará ni tu nombre ni tu cuna,
y lejos de reírme, sentiré en mi corazón un pesar de lo más triste.
Eso sentí al leerte .... tristeza.
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