Con el detallismo cuidas el jardín,
tras el aparente muro de frialdad,
mostrado en semblante y palabras sin fin,
tras un enfado carente de maldad.
Tras la puerta retumban tus sollozos,
producto del infortunio de mis respuestas,
volviéndote pequeña entre los despojos,
tras el descontrol y las maneras.
Tras estas cortesías insignificantes,
dedicaré tiempo a recorrer tu talle,
esperando una insinuación en tu semblante,
tras cada pequeña caricia que te regale.
Y hoy el paraíso será tuyo,
como anticipo del cambio,
tras reflexionar con descaro,
tras sentir la culpa en el modo.
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