Juan y Paco

Hoy, la envidia -la sana- o tener el rum rum de un poema "La Nao" sobre el momento actual que siento tomar forma en mi mente y no me permite dejar espacio para un poema "neoromántico", me empujan a hacer un relato, o microrelato, o cuento, o fábula... Cada cual que lo clasifique a su conveniencia.

Juan va por la calle hombros atrás, dedicándole miradas alegres a las muchachas, soltando alguna galleta que lleva mezclada con las llaves en el bolsillo a los gatos, siempre con una eterna sonrisa.

Paco arrastra los pies, mira el suelo mientras murmura que su vida es tan gris como la acera.

- ¡Hombre, Paco! Te veo especialmente pesimista esta noche.- dice Juan tras darle un efusivo abrazo.

- Ya, ya, pero... ¿Qué esperas con la de impuestos que nos clavan?, la falta de trabajo, la incidencia de muertes por cáncer... así podría estar días y días sin acabar.

- Te invito a tomar una caña en esa terraza mientras hacemos uso de nuestro derecho a protestar.- ofrece Juan dando una palmada a Paco en el hombro.

--No, no, no, no puede ser. Que el alcohol  trae al Diablo.

Paco se aleja cruzando el puente del río mientras ve a Juan como se abalanza sobre un hombre rodeándolo fuertemente del pecho, e incluso le parece ver como algo sale despedido de la boca del hombre.

Paco sigue caminando, mirada clavada en el suelo y arrastrando los pies; por un instante siente la tentación de ir con Juan pero sigue su camino.

Juan está sentado, sonríe a una criatura que chupetea un helado, saca una pequeña libreta y escribe... " El día ha sido fantástico. Pedro ya descansa de su cáncer, he renegociado la hipoteca, conseguido un trabajo mal pagado pero que me permitirá seguir adelante y lo mejor... he creído ver una chispa de duda en Paco... igual mañana consigo que saboree una cervecita conmigo"