Esta mañana, con los ojos entrecerrados desde el calor de la cama, me entretuve en ver tu silueta al contraluz de la ventana. Miré más allá de esa silueta, el deslizarse de los brazos por el aire, como nadando en el vacío, como acariciando amapolas para no deshojarlas y miré, !Si¡ Miré, tus senos que atraídos por la fuerza de la gravedad no perdían el encanto, por ser tuyos, por ser los guardianes de tu corazón, por ser una parte con la que me transmites tus emociones. Y ya tumbada a mi lado con la cara enmarcada por tu mano, miré más allá de tus ojos, miré el deslizarse de la sangre subcutánea bajo tus labios ruborizándolos y por un instante, sólo un instante, oí tu voz y sin esfuerzo alguno... te escuché.
"¿qué miras con tanto interés aún no oliendo el café?
acaso esas miradas van dirigidas a mis curvas ígnéas?
Me pondré en las mismas y sin palabras romperás el silencio
que me encanta cuando hablas tras apartar de mi cara el cabello"
Dicho y hecho, aparté su cabello y casi tarareando una canción...
El fuego de tus movimientos despiertan mi ser animal,
pero es lo que me transmites lo que me hace suspirar,
poco importa si la gravedad hace de las suyas,
que tus sentimientos forjan un vaivén entre mi pasión y mi cordura.
Que los minutos o las horas de lasciva complacencia,
en absoluto valen más que tu compañía fresca,
ni que tus sueños compartidos verbalizados,
ni que tu apoyo día a día demostrado.
Y así, sentí el calor de tus labios, escuché el latir de tu corazón y un abrazo...
La fuerza de lo lírico hace más vívidos los sentimientos, a menudo es más fácil expresarlos así que en prosa. Un saludo.
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