Ni es mi boca, ni son mis manos,
son las ganas con las que amanezco,
de ver tu rostro soñando.
Ni susurro te quiero o te amo,
en cada movimiento o cosa que hago,
construyo un jardín para tu descanso.
Ni lascivia animal, ni pecado carnal,
el arrimarte a mi, libando tus labios,
es placer... porque te amo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario