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Nada es lo que parece, cuando tu cuerpo es mi pared,

el todo me envuelve imaginando sobre los qués,

y un brote de inocencia me devuelve a mi ser,

aquel que nunca debí perder de vista con o sin tu querer.

Calor compartido a través de la piel, como los sentimientos,

vocalizar es innecesario  pues ambos estamos en los extremos,

estando lejos sigue como presente el recuerdo.

Peregrinar pasivo, arrastrado por la corriente de mi mismo,

arrodillándome donde otros hicieron camino,

patética imagen a ojos por el odio devastados,

mas paraíso encontrado a ojos enamorados.

Inmensidad de contradicciones hechas añicos,

con un simple roce del mirar decidido,

ninguna duda ante los besos prometidos,

porque así lo deseamos y así los entregamos.

Dioses oficiales y profanos,

ajenos a los asuntos de los hombres,

envidia sentirán de no sentir,

frustrados quedarán de no percibir,

una unión tan perfecta entre dos cuerpos que sus almas entregan.

Sorpresa! Poema recitado.