Días aciagos camaradas de la depresión,
dibujos de puños amenazantes negando la solución,
tiempos extraños de masacres intelectuales,
te preguntas ¿qué pinto yo?
Números opresores primo hermanos del mercader de Venecia,
la justicia dejó caer por completo su pañuelo, está ciega,
germina el odio a lo desconocido e incluso a los amigos,
apoyarse en valores parece estar prohibido.
Toda tormenta tiene sol, escondido cual naciente flor,
el agua que crepita sobre tu testa, a todo ser alimenta,
no niegues que es una gran recompensa,
pues es equitativa la promesa del agua sobre tí y el alrededor.
Sonrie, claro....
ResponderEliminarsiempre que sea posible, a ti mismo el primero. Las tormentas, terminan siempre, no pueden ser eternas,y el agua... vida.
Nada de odios,nada de enemigos, aunque a veces lo que crepite sea el corazón.