Plateadas las sienes inconscientes del paso del tiempo,
reflexivos los actos a pesar del desconcierto,
inaceptables las palabras frías como el hielo,
robadas quedan las horas a ritmo de violoncelo.
Nada físico es mi adicción,
me mata con una sonrisa en los labios,
y una palabra amable, mi aflicción,
Entrecierra los ojos derramando una perla,
suenan tintineos de arco-iris reflejados en el nácar,
dulces suspiros suenan postreros,
y relampagueando en mí, hechizos, duermo.
Dulce veneno, corre por mis desdibujados sueños,
antídoto el amanecer de mi persona,
quedan en un recuerdo, dulce veneno, tus desdeños.
El amanecer de mi persona...
ResponderEliminarDulce veneno, tus desdeños...
Parece que escribes para mi Gaby ;)
Un saludito