12/10/11

Entre mil máscaras de mujer.


Danzando al compás de un reloj,
de la vida diaria que nos empuja,
esta mujer mil máscaras usa,
guardando sus sentimientos en su testa cual troj.

Cara ceñuda de quien sienta cátedra,
busca cualquier error en las palabras,
y severa corrige echando por tierra,
su sapiencia al escribir "iedra".

Faz libidinosa y perturbadora de la más febril amazona,
se deshace cual máscara de cera,
que no lleva lo insinuado a término,
que inexistente se hacen los gemidos de guerra,
terminando en un aspaviento malhumorado,
sabedora que su objetivo no ha logrado.

Semblante sobrecogedor de despechada malherida,
!demonios¡ sólo importan sus improperios,
de poco sirve que todo fue un propio invento,
y lágrimas no se seca, que todo fue una mentira, a secas.

Dejaré por terminar este poema inquisitorial,
que nunca fuí juez y menos verdugo,
y tantas son las máscaras de esta mujer,
que de puro tedio me aburro.

Reconozco que me pudo la curiosidad,
que llamó mi atención el manejo de tanta falsedad,
y siendo consciente de que nunca hubo intención de mostrarse,
mis palabras, esas que tanto la reconcomen,
no leerá más de mis pensamientos elementales.

2 comentarios:

  1. Y la mentira crea curiosidad?
    la verdad siempre está , diferente es que, en algunos momentos, sólo se quiera ver... máscaras "amablemente decoradas".
    Olvidando que la fantasía deja de serlo en la realidad de cada día.
    De todas las maneras.. la yedra es curiosa, ojo si la plantas!, se va pegando por todos lados.
    Una sonrisa Simplicisimus.

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  2. Suelo decir,en el equilibrio está lo correcto, y todo tiene dos caras, tú lo interpretaste a tu manera y es respetado el comentario; desde luego no era lo que yo quería exponer. !Si¡ cabe la posibilidad de que no me haya sabido explicar.
    Un saludo anónimo.

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