La Luna llena, a costa de luz ajena,
pone al descubierto las criaturas de la espesura,
como mis risas en otros la amargura,
cuando deberían buscar la causa en sus malas faenas.
Y es que la luz pone sobre el tapete,
los disgustos, los favores interesados,
los malos tragos por otros causados,
siendo tan evidentes que uno no sabe dónde esconderse.
Podría seguir por líneas y párrafos narrando ilusiones, desencantos,
amores perdidos, otros olvidados, intenciones nunca llevadas a cabo,
proyección de la culpa en los demás de lo más osado,
para darme de bruces con maledicientes comentarios.
Así que me centro en la luna llena cantada en mil poemarios,
donde los amores son eternos aunque terminen frustrados,
y la melancolía nos parezca tan dramatizada,
por sufrir hasta morir por la persona amada.
Luna llena, compañera de tantas penas como de ensoñaciones plenas,
no es tuya la luz, es acompañante ciega de otros soles, de las estrellas,
siendo oscura y yerma, haces renacer esperanzas,
siendo mi preferida, veo en tu oscuridad, también la calma.
Nunca mejor dicho Don, igual que no todo lo que brilla es oro, no todo lo obscuro tiene que ser triste , malo o siniestro.
ResponderEliminarHay sombras llenas de de todo y brillos vacios por completo, un beso enorme querido amigo