En la quietud de las nocturnas horas,
se hace más patente la soledad en la alcoba,
sin el abrigo de un susurrado "Buenas noches",
con el abrazo de mí misma, sola.
Me sorprendo hablando en voz alta,
acompañada por el ruido de las bisagras,
mientras mi vecina disfruta del maullar de su gato,
y de ése... "María, te he echado de menos, ya estoy en casa"
Abandonadas las islas de mis estancias,
espero hallar entre el gentío una sonrisa amable,
cuchicheos de fines de semana ajenos, mas agradables,
contemplando las señales de vapor de mi té, incandescente,
se empañan mis ojos, disimulando mis lágrimas.
De nuevo en el paseo de vidas extrañas,
inseguridades, miedos, sueños, deseos...
en siluetas que forman parte, por un instante, de mis desvelos,
Me cruzo preguntándome si alguno será mi compañero,
aquel cuyos pasos caminen a los míos paralelos,
aquel cuyas palabras, aún interesadas...
vuelvan cálido mi frío del Alma.
Qué maravillosamente meces ese frío en el que la noche oscura del Alma hace presa en nosotros. Tu calidad poética... es indiscutible.
ResponderEliminarUn saludo... de Alba.