Tu dulce rostro yace en mi alma.
Mi respirar se acompasa al tuyo,
hasta que tu ausencia física,
por tu recuerdo sustituyo;
esos instantes deja de existir el aire para mí.
Como rescoldos de una hoguera es mi pasión,
ajena a ojos transeúntes,
inalterable a la brisa o a la ventisca.
Ten mi recuerdo en ti como flor perenne.
el único Infierno que mi consciencia no asimilaría,
sería que entre miradas de nuevos ojos enamorados,
entre nuevas risas... pudieras olvidar.
Ten presente mis últimas palabras,
"siempre hay compasión en el corazón que amó",
Concédeme la primera y última recompensa a mi empecinado amor,
saber que a escondidas has de llorar hoy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario