A aquellos que sin pudor alguno,
se sintieron heridos por un poema anterior,
hirviéndoles la sangre y saliéndose de tono,
con la poco afortunada reacción posterior.
Elegir entre sentimientos y técnica,
es una alternativa personal, es el libre albedrío,
nunca infravalorar la escritura académica,
ni tan siquiera ridicular a quien abusa del accesorio...
Que muchas horas son necesarias, sin duda,
para rebuscar entre palabras olvidadas,
para jugar con las figuras con inteligencia aguda,
y como pasión personal, debe ser respetada.
"Que la miel no fue hecha para la boca del asno",
iba referido a mi persona,
que gusto tanto reír de mí, como ser Byroniano*,
sin embargo... !Conóceme¡, antes de ser jueza bisoña*.
Dicho lo cual, doy por terminado este alegato,
no por importarme quien se altere con mis versos,
si no porque no habiendo intencion de ser ingrato,
con los antecesores en la escritura de versos tremendos...
prefiero dedicar mi tiempo a compartir,
lo que pienso y siento en mi diario discurrir,
usando, o no, figuras poéticas sin dejarme abatir,
por las opiniones de aquellos que se sientan a maldecir.
(¿Modernismo?)
* Byroniano: en referencia a Georges Gordon Byron, más conocido como Lord Byron, por su aparente arrogancia -según mi opinión- y el menosprecio de los demás hacia él.
*Jueza bisoña: referido a "persona", me cuadraba para la rima, por tanto, nadie del sexo femenino se dé por aludido.
Los que auscultásteis...
Los que auscultasteis el corazón de la noche,
los que por el insomnio tenaz habéis oído
el cerrar de una puerta, el resonar de un coche
lejano, un eco vago, un ligero ruido...
En los instantes del silencio misterioso,
cuando surgen de su prisión los olvidados,
en la hora de los muertos, en la hora del reposo,
¡sabréis leer estos versos de amargor impregnados!...
Como en un vaso vierto en ellos mis dolores
de lejanos recuerdos y desgracias funestas,
y las tristes nostalgias de mi alma, ebria de flores,
y el duelo de mi corazón, triste de fiestas.
Y el pesar de no ser lo que yo hubiera sido,
y la pérdida del reino que estaba para mí,
el pensar que un instante pude no haber nacido,
¡y el sueño que es mi vida desde que yo nací!
Todo esto viene en medio del silencio profundo
en que la noche envuelve la terrena ilusión,
y siento como un eco del corazón del mundo
que penetra y conmueve mi propio corazón.RUBÉN DARIO.- Cantos de vida y esperanza, 1905.
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