7/7/12

Poema erótico nº 55



Despliegas el lienzo a llenar a cuatro manos,
con algo más que las pinturas de nuestros deseos,
que pinceles serán nuestros sentimientos,
enmarcados en nuestos goces más intensos.

Así ya preparados los elementos,
dejaremos que la improvisación fluya,
prestando atención a la cómplice apetecencia,
hasta que sin fuerzas uno solo seamos en nuestra esencia.

 Danzarina arrojas pieza a pieza tu ropa,
mis ojos de par en par te contemplan,
que tu cuerpo es hermosa copa,
dónde las impresiones se agolpan.

Sin dejar de mirarme,
 tus manos recorren cimas y valles,
conocedora de tu naturaleza deseable,
me regalas un terremoto con una sonrisa inpagable.

Bulle el frágil miembro,
mis manos tiemblan ante tu acercamiento,
debo detenerme... aunque no quiero,
dominas con tus besos mis apetitos,
haciéndote un hueco me arrastro al abismo.

Y es en la sima de tu fuero interno,
dónde nacen los estremecimientos,
que hundo mis palabras cálidas,
hasta hacer hervir tus entrañas.

Tu ser en calma no precisa más,
tus piernas me abrazan,
mis ganas de sentirte en mí fundida,
la entrada en ti te regalan.

Y yo... esclavo de tu sudor,
recojo con mi boca cada gota,
sabor de tu placer altruista,
que tratándose de nos, no existe pudor.

Jugamos como acróbatas,
nos va la vida en cada caricia,
nos alimentamos del otro a cuentagotas,
cambiando la intensidad de la cadencia.

Sin meditarlo, sin prisas, 
aparece de pronto,
el estado de colisión tan esperado.

Compartiendo miradas y sonrisas,
descansamos en brazos del otro,
cómplices y agotados.













 







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