Ganando terreno al otro mirando fijamente a los ojos,
derribando los temores ante la dicha,
amores que luchan poniendo por delante la vida,
día tras día sobreviven a la batalla,
eso son los guerreros del alma.
Decisiones erróneas mueren ante el cariño de las manos,
sufren las heridas creadas por los labios,
y donde hubo cicatrices, los suspiros las han eliminado.
Averiguar cuales son las intenciones planificadas,
conseguir que ante la sorpresa caigan,
los roces zigzagearán entre las malas sílabas,
descargando de peso el corazón dañado.
Y es que la lucha no es detrozar al adversario,
es convertirlo en cómplice necesario,
para crear un paraíso ante tanto desaguisado
o como minimo, hacer el camino más grato, más sano.
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