Diablesa de sublimes intenciones haces mi paraíso con tus acciones,
provocas miedo al anticipar tus amorosas caricias placenteras,
derribando la lógica que me atenaza y la razón... la quiebras,
Se malvada si con ello en una nueva forma me fundes.
Deja que las miradas lentamente me devoren,
mientras mis manos descansan en tu monte,
y aliméntate vorazmente de mi creciente deseo,
con la música entrecortada de mis jadeos.
Perderme lo mejor sería no sentir tu presencia,
las ganas de complacerme por que sí, sin esperar recompensa,
regalando sonrisas por palabras no dichas.
Perderte lo mejor sería no hallar terreno árido para encontrar la calma,
que tras la física y la biología siempre queda el ansia del alma,
de saber cumplidos los deseos, los no propios; los del amante intenso
.
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