Con la edad ya no se trata de recorrer tu cuerpo a lo loco,
mejor ir paso a pasito descubriendo pequeños indicios,
escuchando la brisa de tus suspiros,
y en el camino que todo tu gozo sepa a poco.
Con la edad la importancia ya no está en las palabras,
jugando con atino una a una las cartas,
se conoce más en profundidad el alma,
con esos roces que provocan la calma.
Con la edad a tu lado puede estar la soledad o la persona amada,
convives con ambas,
mientras una le da el brio a tus inpulsos,
la otra te entrega instantes de una vida bien empleada.
Que no es el envejecimiento de la forma corporea,
que no es el cansancio de librar batallas,
que se trata de valorar en su justa medida,
cada gota de vida que cada respiración te regala.
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