Sintake se encontraba en un sin vivir, constantemente era reprendido por su maestro cuando no le hacía que preparara el té u otras labores, lo cual le provocaba ganas de gritar la injusticia a los cuatro vientos. Cierto día, ebrio por el sake, así se dirigió a su maestro...
- !Simano¡ - gritó sin respeto alguno, como si su maestro fuese un viandante cualquiera- No pienso aguantar más tus correcciones, ni hacer las tareas que me impones, ni... - gritó con furia- !Nada de nada¡.
El maestro Simano, escuchaba los gritos sin que se advirtiera la más leve muestra de irritación en su rostro, contínuó con el Cha No Yu (ceremonia del té), ofreciéndole una taza a su alumno que ya boqueaba como un pececito por el esfuerzo de los gritos. El alumno Sintake, perplejo se sentó, continuó la ceremonia hasta acabar su taza y respetuosamente se levantó para irse.
- ! Ahora marcha y hablamos dentro de un rato¡ -dijo sin más el maestro levantándose para empezar una de sus rutinas de desarrollo interior-.
Sintake estaba a punto de salir pero al ver que llovía se giró gritando... "Maestro, llueve", y como no recibió contestación salió. Gritó cuando las ropas se le mojaron, gritó cuando notó sus pies llenos de barro y cuando trastabilló cayendo de bruces... se levantó hecho una furia corriendo y gritando hasta donde estaba su maestro.
- Mire como estoy, todo es culpa suya...
- No, querido Sintake, junto a la puerta hay un paraguas, unos gakusei ashida (calzado para terrenos enfangados típico japonés).
Mientras comprobaba con la mirada que paraguas y calzado estaban en su sitio, oyó al maestro de fondo...
"Las quejas No son soluciones querido Sintake, cuando se ofrece una queja ha de ir acompañada de una solución".
- Gaby C. -
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