8/4/19

Poemacora... R.C.nº 4 "Si ella, si él. Infieles? Puede ser. Parte 2 - El


                                                        El

Imagina, un día de verano de esos realmente calurosos, después de la comida, bajo una sombrita con un algo refrescante que tomar y sin mucho que hacer, ni ganas. Así estábamos un grupito que habíamos ido a hacer un "Stage" de artes marciales. Así que me resultó extraño ver a Julio adentrarse en el bosque cercano, no podía ser que fuese a hacer sus necesidades pues estábamos en una masía bien equipada. Pasados unos minutos pudo más mi curiosidad que otra cosa y también me adentré; lo encontré cerca, relativamente cerca, en el corte de la montaña que usábamos para practicar rapel, sentado en posición de meditación y estaba girándome cuando la luz del sol brilló en un pequeño reguero producido por lágrimas y no supe controlar un... "¿Estás bien, Julio?". Giró su cara lentamente...  "No, no estoy bien, no lo entiendo" se quedó pensativo para añadir... "Quizás tú, que sueles ser muy reflexivo, me des otro punto de vista... " Y entonces me contó:

"La otra noche, cuando regresé a casa, venía de una cena de empresa, mi mujer mientras me desnudaba me dijo... "¿Qué has hecho Julio?", yo empecé a explicarle como había ido la cena pero me interrumpió repitiendo la pregunta, cuando le dije que no entendía, casi me escupió un "!Que si te has tirado a alguien¡". No me pilló de sorpresa ese pensamiento en ella... "Mira -no dije ni cariño ni nada afectuoso, cuando la ví mirando el cuello de mi camisa, en ese momento me dí cuenta de que estaba cansado de sus celos- no me he duchado durante toda la semana porque sabía que pasaría esto": Me miró con los ojos encendidos en llamas... "Vienes a estas horas y ¿no has hecho nada? ¿te crees que soy tonta?". En esta ocasión no me justifiqué, al contrario que muchas otras anteriores y le dije "Es la primera y última vez que voy a hacer esto. Voy a dejar que me huelas de arriba abajo, no olerás ni a mujer, ni a hombre, ni siquiera a limpio". Siguieron una serie de reproches, incluso afirmaciones de que no la quería, pero me mantuve firme; incluso cuando nos metimos en la cama, me dió la espalda, y ahora... no sé qué hacer, la quiero. Dios, como la quiero, pero es imposible vivir con alguien que desconfía de ti aunque no des motivos para ello. ¿Cómo lo ves Jordi?"

Guardé silencio. Nuestras miradas conversaron sin que las palabras dieran pie a malentendidos.

- Bien, lo que pensaba -dijo Julio, sin titubear - pero va a doler mucho, joder.

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