5/1/23

En la EA 14 -Relato- MHH+1

De hacer el amor, las fantasías y el perdón. (Memorias de un hombre heteropatriarcal 1).

 En muchas ocasiones, cuando tenía la edad de 20 años, tenía conversaciones apasionadas sobre el tener relaciones íntimas con mujeres, en mi caso porque era y soy hetero, pero tranquilamente se podía hacer extensivo a las variantes homo o bisexuales; después de todo, eran los 80.
Defendía que era mucho más "delicioso" y nutritivo el sexo con amor que limitarse a un aquí te pillo y aquí te mato; supongo que más debido a la "novedad" que a la reflexión, mis amigos defendían que lo mejor era lo esporádico, disfrutar de cuantos cuerpos mejor. No sabía bien cómo transmitirles el porqué ni el cómo, así que mi argumento quedaba sin efecto.
 

Hoy, a pesar de lo limitado de mis experiencias, lo cierto es que sigo sin poder dar un argumento "científico", pero si crear una hipótesis, cuando haces el amor, las sonrisas, las miradas, la dulzura o la pasión de las caricias deben provocar el incremento de sustancias en nuestro torrente sanguineo que incrementan el placer; pero en especial la percepción de que todo eso es por y para tí -esto debe ser recíproco, de lo contrario... que asco- y lo mejor, es la sensación a posteriori de que hay una persona caminando contigo, cómplice, experimentadora, amiga, enemiga, exigente, conformista... Contigo.

En cuanto a las fantasias, son sólo eso, variaciones de cosas comunes que debemos controlar, que debemos tener presente que son sólo un juego, que a ambos nos apetece y que acabado el juego, volvemos a ser los de siempre. 

Un punto y aparte merece un comentario que me hizo una amiga: "La diferencia entre hombres y mujeres es que los hombres no suelen tener demasiadas fantasías y mucho menos cumplirlas; en cambio las mujeres tenemos muchas y las cumplimos". Inquietante, me resultó inquietante, porque estas palabras procedían de una mujer casada y entonces se me planteaban dos preguntas... ¿Cumplen sus fantasías a escondidas? y si es así, ¿Tan poca cómplicidad tienen con su pareja?. Y siguiendo esta línea, pensé en mi mujer por aquél entonces que no quería mirarme a la cara en determinadas ocasiones durante el acto sexual por "vergüenza", !Ni que estuvieramos en el siglo XIX¡, si había visto lo mejor y lo peor de su cuerpo... En fin...

Toda esta reflexión que estoy haciendo me lleva al punto de la infidelidad y el perdón. ¿Perdonar qué cosa? ¿La infidelidad en sí? ¿La poca confianza en pedir o compartir lo que le apetece?¿Ha sido cosa de deseo físico exclusivamente? ¿Ha sido cosa del corazón loco que no atiende a razones? . Preguntas en tres áreas distintas: cuerpo, corazón y mente. En cualquier caso, una muestra del poco autocontrol de uno mismo, una falta de saber cual es el camino de vida que se quiere llevar y con quién; y si bien es cierto que todos evolucionamos, o precisamente por esa razón, ¿no es mejor dejar claras las cosas antes y cada uno seguir su camino o continuar juntos con nuevas "reglas"?. Y perdonar. ¿Perdonar? ¿Qué hay que perdonar? No soy juez de nadie, pero toda acción tiene consecuencias, que pesa más lo a gusto que camino junto a mi pareja... pues aparco el recuerdo de la infidelidad, que soy incapaz de mirarla a la cara porque me la imagino "regalándole" a otra persona las miradas y sonrisas que me consiguen llevar a la gloria ... pues con todo el dolor de mi corazón -porque habría dolor, seguro - pues se dividen nuestros caminos.
 
En fin querido diario, otro día más dándote la matraca con estas ideas, tal vez locas, de mi pensamiento hetero fuera del siglo de lo Onírico.


 

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