Cobarde!
Notaba como el calor aumentaba, las manos frías, una extraña sensación de naúseas, nada que no hubiera sentido con anterioridad.
- Tenemos que hablar! Tomemos un café!.- dijo con voz controlada mientras la sangre le subía a las sienes.
- Consulto la agenda y te digo. -Respondió ella con un tono displicente.
- Va a ser que no -contestó elevando un poco la voz - O tomas un café conmigo ahora y lo solucionamos esta misma mañana o directamente paso de convenio de divorcio y pongo una demanda. -Gesticuló y se dió cuenta de que sus manos ya no sudaban, que el calor se había ido con las palabras y que volvía a ser dueño de sí mismo. - Vayamos a esa terraza - dijo tajante y sin esperar a verla arrancar, se encaminó hacia allí. Se sentó e hizo una señal al camarero, y a la vez que esté se aproximaba veía acercarse también a Eva pensativa.
- Has perdido la vergüenza .- dijo Eva despectivamente, aunque sin levantar la voz.
- No, he recuperado la autoestima que tú me habías capado.- respondió todavía sintiendo palpitar la arteria de su cuello.- Aunque no debería culparte sólo a ti, también tengo mi parte de culpa, por permitirlo.
- Acepto las condiciones del convenio.- dijo Eva en el tono que usan los soberbios cuando hacen un favor.
Los ojos se le abrieron de par en par, las fosas nasales ascendían y descendían como las de un toro antes de embestir, y sus manos, apoyadas sobre la mesa, estaban blancas de la presión que ejercía sobre la tabla.
- ¿Así? ¿sin más? ¿Entonces para que demonios has estado alargándolo?.- Se había dejado caer hacia atrás en la silla, derrotado aún consiguiendo lo que quería.
Eva dió un sorbo a su café, una calada a su cigarrillo y sin prisa...
- Porque siempre has sido un cobarde, incapaz de luchar por lo que querías. - dijo sonriendo sabiéndose la que había dado la puntilla.
La cara de él lentamente, muy lentamente, fue pasando de la seria incredulidad a sonreir, para terminar en una sonora carcajada.
- Error, sabía lo que quería, luché por lo que quería hasta el punto de no reconocerme ante el espejo, luché hasta el cansancio y mi único error fue hacerlo por quien no debía... Por tí.
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