-
¡Violines? - exclamó sorpresivamente para si, y al detener su camino
pudo darse cuenta de que estaba casi al final del rompeolas, y en un
coche a su lado, lugar del cual parecían provenir los violines, de
cristales empañados, se dibujaba una silueta femenina que parecía estar
poniéndose su ropa interior.- ¡Hay cosas que no cambian! ¡jajajajaja!
-rió
nuevamente con ganas, era la segunda vez que lo hacía esa noche y no
había hecho sino empezar...- ¡Sé que es una locura pero, que
diablos... quiero hacerlo! -tras decir esto empezó una carrera loca
saltando de roca en roca del rompeolas, rocas tan anchas que fácilmente
podía dar un par de pasos entre cada salto. Concentrado en sus saltos,
uno tras otro, respirando forzadamente terminó por pararse resoplando.
Mientras respiraba afanosamente por volver a un estado de calma le
pareció ver una silueta femenina recortada unos pasos más allá, sin
embargo, en el tiempo que dura un parpadeo...ya no estaba.
Se
sentó dejando se balanceasen los pies en el aire, con la mirada en los
reflejos plateados del agua, era hermoso ver de tanto en tanto un pez
dando un salto pequeño fuera, queriendo huir de ella pero
irremediablemente encadenado al mar, por un segundo encontró que su
vida era similar...."En fin, debo hacer un ejercicio consciente por no
dejar que cualquier cosa me estropee la noche". Miró alrededor suyo,
aparentemente no había más presencia humana que él en aquel extremo del
rompeolas; lentamente, se quitó la americana, la plegó cuidadosamente y
la depositó sobre la roca en la cual se hallaba, le siguieron la camisa,
el pantalón y -miró nuevamente alrededor- el slip... todo ello en un
mismo ordenado montón; pero antes, sacó la cartera y las llaves que
introdujo en sus zapatos para colocar luego los calcetines ocultando
todo ello. Se desplazó a una roca cercana y tumbándose boca abajo
comprobó que su vestimenta se confundía con las sombras, así que en un
primer momento se dió la vuelta dejando que los rayos lunares
acariciaran su cuerpo. Apenas si duró un par de minutos su dejadez al
capricho de la Luna, los pensamientos que le atenazaban volvían de
nuevo...
-
¡Me prometi una noche en la cual yo fuese el único protagonista! -dicho
esto comenzó a descender excesivamente rápido por las rocas hacia el
agua- "Tranquilo muchacho, se trata de disfrutarlo como si fuese la
última noche, no debe ser la última" -pensó aminorando su avance. Ya con
el agua al alcance de sus pies se lo pensó dos veces, era tan
friolero... , pese a los escalofríos y la piel de gallina, fue dejando
que el mar le envolviese - "Siempre quise hacer esto y es curioso que lo
haga hoy cuando ningún amigo está a mi lado para tacharme de valiente.-
Una vez dentro por completo, el agua no estaba tan fría, o al menos no
la sentía así; se dejó mecer por el vaivén de las pequeñas olas que
rompían su caminar contra las rocas, observaba un barco en el horizonte
que parecía estar estático y decidió que era hora de salir, se volvió
lánguidamente como si su mente se resistiera a abandonar su confort....
¡Joder!
-dijo sumergiéndose por un instante ocultándose de la vista de una
silueta sobre una roca próxima; al emerger ,ya sin aire en los pulmones,
pudo ver con más claridad la figura de una mujer desnuda y reaccionó
instintivamente ...-¡No te tires!-
- ¡Ja, ja, ja, ja, ja,ja.
Que clara le resultó esa carcajada que rompió el sonido del batir de las olas sobre las rocas.
- ¡Si estoy saliendo hombre! ¿qué pensabas ? ¿que me iba a suicidar? ¡Estaba bañándome, como tú! -dijo la mujer sin
pestañear siquiera, se le antojó a José Luis, después de todo... solamente veía el contorno. Entonces reparó en que estaba con un pie
sobre la roca, que al mirar con más detenimiento a la fémina y percibir
sus senos al moverse, su desnudez total... su parte más básica, más
animal, estaba despertando en su zona inguinal; optó por volver al agua
ruborizado.
-
¡Ja, ja, ja, ja, ja- otra vez rió con gusto la mujer antes de doblarse
sobre sí misma para alcanzar su ropa interior. -¿ Tímido o Temeroso de
una simple mujer?
En
ese momento no pensó en otra cosa que en su orgullo personal y sin
decir ni mú salió del agua y se encaminó tres rocas más arriba; mientras
iba subiendo pudo observar, porque miraba hacia el suelo por no excitar
su imaginación más de lo que ya había hecho por su cuenta, que la ropa
de la mujer yacía diseminada por la pétrea superficie, sin un orden
aparente... " noto su risa inocente y cálida tras de mi... busco a
tientas mi ropa, pulcramente doblada (nunca un instante se me hizo tan
eterno) e intento inútilmente vestirme, maldiciendo lo que me cuesta
ponerme la ropa sobre mi piel mojada. No puedo dejar de notar su mirada
divertida clavada en mi, la miro de reojo mientras me peleo por subirme
los pantalones y ella ni se inmuta... es como una nínfa salida del
mar... su pelo mojado gotea pegado a su cuerpo húmedo también, le llega
hasta media espalda. Es de ese color rubio tan exquisito que solo
tienen las mujeres rubias naturales que jamas han recurrido a los tintes
para lucir ese dorado color. Me siento tan torpe bajo su mirada, no
encuentro mi cinturón, ¡ay lo tengo en la mano! la miro mas
detenidamente su silueta me atrapa y me aturde, incluso en la negrura de
la noche me parece salida de un cuento de hadas... ¡que hermosa es!
su belleza es casi perfecta, la saboreo con mi mirada mientras mis manos
siguen peleándose con los botones de mi camisa. No sé el tiempo que
permanezco así... hay instantes en una vida que perduran para siempre,
éste es uno de ellos, no es solo su belleza, no; mas bellas he visto
pasear por las calles de mi ciudad, sobre todo en verano, cuando
exóticas nòrdicas nos invaden. ¡Armonía!......¡armonía es la palabra que
la califica!, como una sensual simbiosis entre ella y lo que la rodea,
como si hubiera sido creada para aparecer ante mi así, desnuda y mojada,
despojada de todo como un regalo. Ni siquiera se mueve, tan solo me
mira y me sonríe... yo solo siento que me deshago en su mirada, miro sus
labios y sé, al acto, que moriría por su boca.
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