Sintámonos libres de cuchicheos,
apoyémonos en el balanceo de nuestros cuerpos,
caminemos mecidos en el silencio,
o en la sonoridad de nuestras palabras lanzadas al cielo.
Amor, que nuestras risas provoquen las mínimas envidias,
si son cientos... las pondremos en cuarentena, sin prisas.
Paseemos sin tener más cuidado que el de no caer en el desencanto,
para eso... Compañera mía, necesito que cuides de mi,
como segundos antes lo habré hecho de tí.
Libremos guerras, batallas, escaramuzas,
confiando la seguridad de nuestras espaldas,
al otro, sin vociferar, sin dar golpes en la mesa,
educados en el respeto es innecesario cebarse en la presa.
Vayámonos a pasear, pensando lo justito,
Sintámos el viento fresco erizando nuestro vello,
la hierba fresca bajo nuestros pies nos dará impulso,
un paso más allá de las apuestas sobre el triunfo o el fracaso.
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