No hace falta estar muerto,
o que te digan que lo vas a estar,
es también en la decidida soledad,
cuando ves lo que dejas atrás.
Y aunque es tiempo perdido,
recuerdas los besos, los abrazos,
lo que no nos dijimos.
Aunque nunca es tarde para decir,
las palabras mueren en el aire,
ya no se quieren oír.
Escribe lo que no contaste,
llora lo que aguantaste,
sonríe como los payasos,
la vida sigue ahí, sigue adelante.
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