9/12/22

En la EA 7

 El dolor de una infidelidad no proviene de esta en sí,

es el ego y sentido erroneo de posesión,

el imaginar las caricias y besos que merecemos,

en otra piel, susurrando "Oh, mi amor".

No debe doler, debe ser el inicio de un Adiós,

a falta de valentía para expresarlo de viva voz,

o del olvido de la vida y sueños compartidos,

con la mirada en otro horizonte, tal vez espejismo.

Seca tus lágrimas, recuerda lo grandioso vivido,

imagina una nueva oportunidad de renacer,

de verte en las pupilas de otro amantísimo ser,

sin palabras... Ríe.

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