Te propongo un amor furtivo,
a escondidas de ojos envidiosos,
de oídos crédulos,
de lenguas sin calificativo.
Lejos de juicios de quien no entiende lo sucedido,
donde lo mejor será la ausencia del resto,
que a falta de poner al fuego otro leño,
dejan que se consuma el amor que va decreciendo.
A cambio me esforzaré más si cabe,
en escuchar cada uno de tus baches,
y sonreiré o o reiré a carcajada batiente,
con cada anécdota sobre otros maledicentes.
No olvidaré besar cada pliegue,
de tus arrugas vitales,
o de la fuente de otras vidas,
que nunca se sabe cuan, o no, serán agradecidas.
Seguiría prometiendo,
pero serían sólo palabras, no hechos,
y aunque te narraré al oído mis intenciones,
se mi Amor Furtivo por los rincones,
no por espejismos futuros,
si no por la forma en que el alma desvestimos.
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