23/1/23

En la EA 19 -Relato -MHH3

 Borrado! (Memorias de un heteropatriarcal)

Y mientras el pan se tuesta: "ni mucho ni poco, que no quiero sentir que como carbón o harina de la bolsa", saco la mermelada: "Un día me pondré mermelada en los pezones para que estés un ratito en ellos con esa lengua de gato que tienes",  y la margarina: "Vamos hombre, que es más fácil de untar y tiene menos calorías". El café yace humeante en la taza que hice mia al decidir ella comprar una oferta de dos botes de café y de regalo la taza.

El sonido del mordisco en la tostada hace presente el silencio, y con él, la ausencia de la voz de ella sugiriendo compras y más compras, eso sí, "de oferta".

Es curioso, nuestro divorcio no fue a causa de algo DRAMATICO, y las pequeñas luchas durante la negociación del convenio ni siquiera nos hicieron levantar la voz, perfectamente podíamos haber quedado como amigos, no con derecho a roce, pero si amigos o conocidos; vamos... alguien a quien recurrir en caso de necesitar ayuda.

Voy hacia la escalera entre plantas para cambiar una bombilla, me recuerdo tambaleante, todo girando a mi alrededor (no, no estaba ni borracho ni resacoso, era cuestión de vértigos) y ella tirándome el paquete de pastillas "SERC", vuelvo a sentirme un perro, como entonces; pero también recuerdo una abrazo muy estrecho en el cual mis manos presionaban sus senos y ella movía sus nalgas para sentir mi creciente enano. Incluso conservo en primera línea de un mueble, una fotografía en la cual nos miramos, con esos ojos que sólo tienen los enamorados, y ahora pensando en ello, se solapa otro recuerdo, como esos mismos ojos regalaron esa misma mirada al marido de su amiga en un desfile de carnaval y que al darse cuenta (o tal vez se lo hiciera notar alguien) él borró reeditándolo.

No hay rincón de la casa que no me devuelva recuerdos, buenos y malos, no sólo de ella o nosotros, si no de las criaturas hoy adultos jóvenes, sólo que el BORRADO he sido yo; en su trato conmigo, transmite la ausencia total de mi caminar junto a ella, como si nunca hubiera existido, peor aún, como si ni siquiera exista.

No, no siento odio o rencor, ni siquiera por el episodio de las pastillas; siento lástima, porque en definitiva, borrarme de su pasado equivale a borrarse de su pasado, y quien no tiene raíces ¿cómo va a seguir creciendo como persona?. Está claro que quien no crece nunca dejará de estar al capricho de las personas más avispadas y engañosas.

En fin, "Cada palo que aguante su vela" solía escuchar de pequeño, el problema es que de tan reflexivo, me he convertido en mudo testigo del paso del tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario