Dramático.
Subió a hablar con su hijo, a preguntarle cómo estaba su madre pues llevaba dos días sin ver el coche y eso no era muy normal en un día de diario.
- Está en el Hospital .- respondió el hijo mostrando la preocupación y algo de enfado en un rostro joven al que empezarían a dejar huella en forma de arruguitas la vida.
- No tenía ni idea. Ya me parecía raro, por eso he preguntado. Que tu madre no quiera saber de mí no significa que después de 31 años no sienta el suficiente cariño como para preocuparme...No, no tengo ni idea ¿qué le pasa?.
Conducía muy entristecido, no preocupado por la salud de ella, al menos no la física, la mental parecía haber sido tocada. No recordaba haber subido al coche, sólo la noticia que su hijo le había puesto frente a la cara:
"Brutal violación grupal a dos españolas en un área de Servicio en Francia"
Eso rezaba el titular, los detalles en el cuerpo de la noticia eran demasiados, haciendo que la noticia -ya de por si dramática- pasara a ser un relato de terro.
Sedada, al igual que su amiga, estaban ambas sentadas lejos de las ventanas y del resto de pacientes; con la mirada en el vacío, intentando abrazar sus piernas que algún dolor le impedía. El se quedó de pie, algunas lágrimas cayeron por sus mejillas a la vez que por su boca salía aire, pero no palabras. Instintivamente acarició su pelo.
- ¿Puedo hacer algo por ti?.- dijo, con un tono apenas audible.
Ella alzó la cabeza, las marcas en la cara de arañazos y moretones, junto con los ojos llenos de ira producían más miedo que lástima, y de no se sabe dónde salió una voz firme, llena de rabia y rencor:
- Esto es culpa tuya - dijo la voz que no parecía de ella, arrastrando la última vocal.
La sorpresa de la frase tan sólo le permitió arquear las cejas y apenas musitar un "¿Mi culpa?".
- Si no me hubieras pedido el divorcio no habría tratado de buscar sentirme viva y no hubiera querido ir a la Costa Azul. -tras "escupir" esto, trató de levantarse con las manos al frente, dispuestas a desdibujar la cara de él; por suerte dos celadores cercanos la retuvieron y le indicaron con la mirada, a él, que se fuese.
Con las manos en el volante, sin tener ni idea de cuanto tiempo había estado así, empezó a culparse, a buscar los cómos y porqués, a dar vueltas en círculo; cada vez creyó estar más seguro de que sí había sido por su culpa. Un pajarillo, un simple pajarillo, le devolvió a la realidad.
- Sus malditos celos, que no me dejaban respirar, sus contínuas acusaciones sin fundamento, ese había sido el motivo del divorcio y el viaje a Francia lo habían organizado ellas. ¿Por qué demonios tengo que buscar mi parte de culpa? No soy perfecto, cierto, pero soy culpable de mis palabras y mis hechos, no de esto.
Ni siquiera puso música para olvidar lo vivido en la última hora, dejó que fuesen parte de su pasado, y se marchó.
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